martes, 17 de agosto de 2010

¿Cómo no darte Gracias?

“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre”.
Salmos 34: 1-3

Dios sin duda es hermoso, es lindo, es precioso, cada día que despierto me doy cuenta de su misericordia hacia mi vida y es que a veces no vemos lo grandioso que Dios ha sido para con nosotros, sino que lejos de meditar en un momento sobre las cosas buenas que Dios ha hecho en nuestra vida (Que por cierto son muchas), vemos las cosas negativas que estamos experimentando.

viernes, 13 de agosto de 2010

Dios quiere que sepas esto...

¿Eres de los miles de cristianos que todos los días se preguntan "Cuál será la voluntad de Dios para mi vida"? Creo que la pregunta correcta es "¿Cuál es la voluntad de Dios?".

El enfoque de la pregunta no debe estar en ti, sino en Dios.

Estamos acostumbrados a preguntar "¿Cuál es el beneficio para mi?". Es lo que esta sociedad de consumo impone subconscientemente: encontrar el beneficio en esa actividad, decisión o compra y aplicarlo a nuestra vida.

miércoles, 21 de julio de 2010

Valorando lo que tenemos



Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el despertador... Gracias a Dios que puedo oír. Hay muchos sordos.

Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en mi habitación... Gracias a Dios que puedo ver. Hay muchos ciegos.

Aunque me pesa levantarme y pararme de la cama... Gracias a Dios que tengo fuerzas para hacerlo. Hay muchos postrados que no pueden.

lunes, 12 de julio de 2010

Todos somos vasijas agrietadas

"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
Romanos 12:2


Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de sus hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, por donde perdía lentamente parte de su contenido, mientras que la otra era perfec­ta y por ello conservaba toda el agua hasta el final del largo cami­no a pie, desde el arroyo hasta la casa del aguador, pero cuando llegaban, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.